Las nanopartículas formadas por metales como el oro y la plata podrían ser esenciales para el desarrollo de la optoelectrónica, pues permitirían producir dispositivos que funcionen tanto con señales de luz como con un flujo de electrones capaces de transmitir y almacenar información. Estas propiedades ópticas dependen fundamentalmente del tamaño, la forma, la distribución espacial y el material del que están constituidas las nanopartículas.
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